Con los Preceptos que la profesión ha ido construyendo, bien se puede analizar, por ejemplo, tanto el éxito de la Peña de los Parra, en Lira 340, como el fracaso de la Carpa de Violeta Parra, en La Reine. Dos proyectos de los años sesenta, cuna de la Nueva Canción Chilena, de los cuales pueden surgir lecciones de la historia para una profesión y un concepto históricamente jóvenes, donde la gestión cultural ya no será un problema semántico. Volviendo al inicio, la historia nos da la respuesta sobre el significado cultural que puede tener elegir el nombre de una estación de metro. Ahora sabemos que, finalmente y por decisión de la dictadura, la estación del metro no se llamó “Violeta Parra” sino “San Pablo”. Sabemos que poner o sacar nombres en los espacios públicos son decisiones que inciden en el paisaje cultural. Nada es casual. En la gestión cultural todo significa.