El autor, tras su obra previa sobre la ideología política, profundiza ahora en el comportamiento de la muchedumbre violenta. Explora aspectos como el poder del número, la búsqueda de impunidad y la mente colectiva. En el pasado, la convocatoria y la figura del tribuno eran centrales, pero la era electrónica redefine estos elementos, ampliando tiempos y espacios, favoreciendo el anonimato y permitiendo nuevas formas de liderazgo. El autor analiza el fenómeno como una "orgía política", destacando la disolución espiritual de los participantes y sus atrevimientos existenciales en la búsqueda de trascendencia. Enfocándose en el aspecto fenoménico, el autor no aborda causas ni represión, simplemente destaca la necesidad de adaptarse a los tiempos actuales.