Veinticuatro son las y los profesionales que en estas páginas nos relatan cómo fue “su” 11 de septiembre. Cada una de estas personas, comprometidas con el proceso de transformaciones de la Unidad Popular y con la democracia que se profundizaba con la participación popular, se dirigieron aquella mañana amenazante a sus respectivos lugares de trabajo. Muchas no lograron llegar, o bien no pudieron ingresar a ellos, la ciudad había sido ocupada militarmente y pronto se escucharon los aviones que dejaron caer sus bombas sobre el Palacio de La Moneda. Cada una de estas personas era muy consciente que vivían un momento histórico definitorio, y que su papel era dar cuenta de ello: de la violencia que comenzaba a desatarse contra un pueblo indefenso, y con ello, la clausura y violación de los derechos humanos más elementales.