Un escriba real, apresurado por el estricto plazo para forjar un documento, anota mal una palabra que se convierte en apellido y, en el mismo movimiento, da por muerto a un teniente que quedará condenado a pasearse como un muerto vivo para siempre. De esos errores por inadvertencia surge este doble relato que, como un preciso y precioso mecanismo de relojería, desgrana con tono zumbón los desvaríos del poder ultracodificado que encarna Pablo I, zar a caballo de dos siglos que, con sus ataques de cólera y su caprichosa paranoia, pudo volver verdadera la más ficticia de las ficciones. Iuri Tinianov, más conocido como impecable teórico formalista ruso y menos como el narrador eximio que también era, acude a la Historia para mostrar, como un Voltaire del siglo XX, hasta dónde la crónica verídica también esconde terribles pasos de comedia.