En marzo de 1921, Armando Triviño escribió la crónica de un doble infanticidio cometido por una obrera en la ciudad de Antofagasta, en medio de la crisis económica que azotaba a la industria del salitre. Según narró, María Muñoz era una mujer de más de treinta años que vivía de allegada en un conventillo junto a sus hijas, una de siete y otra de año y medio. Su marido peruano se había visto forzado a abandonarla, quedando sumida en una “miseria insoportable”. En esas circunstancias, Muñoz robó una navaja, asesinó a sus hijas cercenándoles el abdomen e intentó quitarse la vida del mismo modo. Sin embargo, el expediente refutó parte importante de su relato: Muñoz había consumado el crimen contra sus hijas, pero no el propio, lo que derivó en un proceso por parricidio cuyos interrogatorios y peritajes quedaron impresos en la carpeta de investigación judicial. El dramatismo de los hechos y las discrepancias entre las fuentes nos alentaron a desarrollar este proyecto, el cual convocó a cinco historiadores e historiadoras que buscaron relevar la pertenencia individual y social de María a partir de la trama textual y contextual del acto cometido.