Si bien es cierto que esta es una obra con un marcado acento técnico, no es menos cierto que el autor hace el esfuerzo por poner en términos simples lo que a todas luces constituye una materia compleja: allí radica el gran mérito del trabajo.
El título es muy sugerente y tanto más hermosa la relación entre el pescador y el emprendedor, por cuanto trabaja tal cual lo narra, en espacios de observación y aguzamiento de sentidos. Toda la generosidad y el esfuerzo por hacerlo digerible se ve reflejado en estas páginas, valiéndose de situaciones homólogas, y con la elegante simpleza de emprender con volantines.
Así, es interesante el planteamiento que hace el autor acerca del uso de modelos y las formas como nos explicamos la realidad.