Edición bilingüe en la que el lector encontrará poemas y también las cartas de Emily Dickinson (muchas de ellas verdaderos poemas en prosa), traducidos —con rigor y lucidez— por tres poetas chilenos contemporáneos: Rodrigo Olavarría, Enrique Winter y Verónica Zondek.
Dickinson, poeta invisibilizada en su tiempo, es hoy una de las voces más deslumbrantes de la poesía universal. Pocos han rozado el misterio, como ella lo hizo, llevando la poesía a «zonas mudas» del sentido. Y lo hizo con levedad (no liviandad) y, al mismo tiempo, con densidad poética.
Dickinson, que vivió una vida «fuera del mundo» y no exenta de angustias y zozobras interiores, nos regala una alegría y una extrañeza inéditas: «El júbilo es el camino / de un alma al interior del mar / tras las casas —tras los cabos— / a la honda eternidad».
Emily Dickinson (1830-1886) Residió en Amherst y es autora de 1.789 poemas breves en torno al misterio de la existencia, de los cuales apenas publicó una docena en vida. Hoy se la considera la poeta más popular y, a la vez, la más rupturista en la historia de Estados Unidos.
Rodrigo Olavarría (1979)
Es autor del poemario La noche migratoria, el ensayo Apuntes sobre identidad de clase y canción chilena y las novelas Alameda tras las rejas y Cuaderno esclavo. Ha traducido libros de Allen Ginsberg, Herman Melville y Kate Briggs, entre otros. Reside en Santiago.
Enrique Winter (1982)
Es autor del poemario Variaciones de un día, el ensayo Una poética por otros medios, la novela Sobre nosotros callaremos y el disco Agua en polvo, entre otros. Ha traducido libros de G.K. Chesterton, Philip Larkin, Susan Howe y Charles Bernstein. Reside en Colonia.
Verónica Zondek (1953)
Es autora de poemarios como La ciudad que habito, convertido en cantata, Fuego Frío y el infantil ilustrado Hola ratón con cola. Ha traducido libros de Gottfried Benn, Anne Sexton, Derek Walcott, June Jordan y Anne Carson, entre otros. Reside en Valdivia.