La escritura de Mauricio Tapia Rojo es un mix de crisis que se anidan en los cuerpos de quienes se han expuesto a mucha televisión. En sus relatos, el brillo de las luces de la pantalla que gobernaba nuestros hogares en los noventa y dosmil, es un halo que acompaña a lo raro y lo grotesco, entregándonos una narrativa que, anclada en lo real, nos muestra el lado creepy de la vida. Este libro es una especie de VHS que contiene selecciones de programas transmitidos alguna vez, algo que vimos en nuestra infancia: noticias del fin del mundo, películas de hombres fortachones, caricaturas de la era dorada de Nickelodeon, programas familiares nocturnos y matinales a los que se aferraban nuestras madres: un zapping de eternos retornos. A través de estos cuentos se deja en evidencia la oscuridad de aquella programación televisiva, la omisión del poder detrás de los grandes canales de TV abierta, la política trucha y sus grandes representantes manteniendo el statu quo de una eterna transición donde nos fuimos volviendo, cada vez, más locos.
Mauricio reconoce con sutileza esa mano siniestra tras la maquinaria del medio y vemos los efectos de la alienación televisiva de inicios de nuestro siglo en estos relatos.