A trece años de su publicación, esta nueva edición de Vírgenes de Chile (Premio Municipal de Literatura 2008) ofrece al lector una relectura y revisión del autor a su primera versión, e incluye una serie de poemas inéditos y un texto iluminador, a modo de prólogo, de Roberto Merino. El resultado es un libro contundente y supone la edición definitiva de uno de los clásicos contemporáneos de la poesía nacional. ... Ver más Ocultar A trece años de su publicación, esta nueva edición de Vírgenes de Chile (Premio Municipal de Literatura 2008) ofrece al lector una relectura y revisión del autor a su primera versión, e incluye una serie de poemas inéditos y un texto iluminador, a modo de prólogo, de Roberto Merino. El resultado es un libro contundente y supone la edición definitiva de uno de los clásicos contemporáneos de la poesía nacional. Mi lectura de los poemas de Vírgenes de Chile pasa por ese entendido básico sobre las condiciones de la invocación. Establecido este punto de partida los textos comienzan a discurrir de una manera reconocible: la de la poesía. Esto significa la suspensión instantánea de la respiración para dejar espacio y tiempo a la inminente fascinación de las imágenes y a la que genera la cadencia (la caída) de las palabras. Luego quiero olvidar y atesorar. O sea prefiero cerrar el libro. Es una tranquilidad saber que allá adentro hay algo que se activará cada vez que lo busque. -Roberto Merino A trece años de su publicación, esta nueva edición de Vírgenes de Chile (Premio Municipal de Literatura 2008) ofrece al lector una relectura y revisión del autor a su primera versión, e incluye una serie de poemas inéditos y un texto iluminador, a modo de prólogo, de Roberto Merino. El resultado es un libro contundente y supone la edición definitiva de uno de los clásicos contemporáneos de la poesía nacional. Mi lectura de los poemas de Vírgenes de Chile pasa por ese entendido básico sobre las condiciones de la invocación. Establecido este punto de partida los textos comienzan a discurrir de una manera reconocible: la de la poesía. Esto significa la suspensión instantánea de la respiración para dejar espacio y tiempo a la inminente fascinación de las imágenes y a la que genera la cadencia (la caída) de las palabras. Luego quiero olvidar y atesorar. O sea prefiero cerrar el libro. Es una tranquilidad saber que allá adentro hay algo que se activará cada vez que lo busque. -Roberto Merino