En Varia imaginación observamos el pasado desde sus rincones. Por medio de unidades que podrían ser recuerdos, testimonios, o fragmentos de un diario, Molloy reflexiona acerca de su origen, la familia, el lesbianismo y la lengua. El supuesto derrumbe de la casa de la infancia, la partida del padre o las cartas de un hombre a su amante, son las hebras de una memoria fragmentada, cuya fragilidad se alimenta de la ficción para reconstruirse: “He cambiado detalles, he inventado otros, he añadido un personaje. La ficción siempre mejora lo presente”. Poniendo en relieve la percepción por sobre la certeza, en estas páginas se derriba todo protagonismo del yo, frecuente en la literatura autobiográfica. Documentar lo vivido es también un acto de invención, parece decirnos este libro, donde Molloy hace gala de una maestría inigualable para tensionar los géneros, la memoria y la visivilización del lesbianismo en la literatura latinoamericana, posicionándose como una de las escritoras y ensayistas más urgentes de nuestro tiempo.
