Internado por diabetes en un hospital, Aldo Romero, crítico de cine de sesenta y dos años que detesta a su gremio, repasa sus recuerdos y sus cintas más queridas mientras asiste a su propio declive en directo. Asediado por la inminencia del final, sus pensamientos saltan de los sueños truncados a las citas de autores, de las ganas de fumar a la sombra del padre muerto, merodeando sin cesar la posibilidad de la fuga en todos los sentidos del término. En un montaje tan sutil como hilarante, Andrés Nazarala engarza pasajes de una vida en apariencia deslucida con los placeres y enconos derivados de una sobreexposición a la pantalla, para componer en Última función una novela reflexiva, cómica y exquisitamente cinéfila.