El turismo indígena muchas veces se desarrolla en un contexto de profundas transformaciones de los diversos territorios de pueblos originarios, tanto por el turismo como por la presencia de empresas extractivistas o por iniciativas públicas, en un marco de despojo y resistencia territorial. El destino turístico en estos espacios se va construyendo a partir de la demanda y la instalación de ofertas turísticas por diversos agentes. Las comunidades y organizaciones, en diferentes partes de Chile, han resistido e intentado controlar esta llegada masiva, sin regulación, que el mismo sistema económico neoliberal fomenta. En este sentido, el turismo indígena es una forma de tomar el control del turismo en sus territorios