“Todos saben que hay una geografía prohibida y que se necesita aprender un segundo idioma para esquivar los peligros”, dice una de las protagonistas de los once cuentos que integran este nuevo libro de Juana Inés Casas. Relatos que están llenos de momentos luminosos —pequeñas epifanías secretas— que contrastan, de forma perfecta, con una sensación que recorre cada una de estas historias, algo parecido a la tristeza o a la melancolía.
Son cuentos atravesados por la pérdida, los silencios y la incomodidad: un accidente de avión, una fiesta de matrimonio que termina mal, una pareja que busca un lugar donde irse a vivir juntos y otra que está a punto de separarse. Varias historias de amor a punto de romperse, o que ya están completamente rotas y sus protagonistas no hacen más que alargar el final mientras piensan cómo seguir con sus vidas. Madres, hijas, hermanas, mujeres que recuerdan su niñez en un pueblo argentino o que viven como pueden en la ciudad. Esquivan la violencia y los lugares comunes. Se enfrentan a la maternidad, sospechan del amor, se resignan pero lo hacen con estilo. Son personajes que están un poco a la deriva, fuera de lugar, y sin embargo logran siempre interpelar al lector.
Con una prosa elegante y cristalina, Juana Inés Casas despliega un puñado de historias conmovedoras, que logran capturar el presente y devolverlo como si fuera un mundo distinto, casi siempre entrañable.