Sed y sal, cuarto libro de poemas de Juan Santander Leal, juega con la unión y separación de elementos y contextos. A partir de un principio generador de imágenes, definido como una «Querida levadura del mundo», este poemario propone un recorrido a través de espacios geográficos y mentales, donde la voz del autor se disuelve y cuaja, recordando episodios, observando el presente y comunicándose con un tú siempre movedizo. El trabajo poético se construye mediante relaciones inusuales entre lo que vemos, vivimos y soñamos cotidianamente. «Un murmullo clasifica mis ideas, / la luz asegura que mi cara / es un símbolo no visto hace semanas. / Descansar es mirarse de cerca / deteniéndose en cada defecto».