Durante 2011 el movimiento ambientalista contra el mega proyecto eléctrico Hidroaysén conquistó amplio apoyo social, logrando convocar a una histórica marcha en Santiago, con cincuenta mil personas manifestándose frente a La Moneda y reuniendo a otras miles en ciudades del norte y del sur del país. Aquellas inauditas jornadas de sensibilización ecológica hicieron visible un conflicto profundo que iba más allá de la emblemática defensa de la Patagonia y que ponía en cuestión algo más amplio que los temas energéticos y ambientales: es el modelo de desarrollo nacional, la relación del Estado con los ciudadanos, la estructura del poder, los mecanismos de participación y el tipo de democracia; todo ello es lo que ha comenzado a debatirse en el Chile del nuevo siglo, a manos principalmente de la base ciudadana.