A lo largo de una década y media, el desafío de escribir un artículo semanal acerca de cualquier cosa que se le viniera a la cabeza llevó a Jorge Ibarguengoitia a concentrase hasta en las menores nimiedades rutinarias, ya fuera en las esfera íntima o colectiva, observando cada rincón de su inmediatez con ironía transformando las pequeñas desgracias diarias y los sinsentidos de las costumbres en motivos de asombros crítico y bien humorado.