En una época que exige productividad y progreso, la protagonista y narradora de esta novela toma una decisión a contracorriente. Con treinta y dos años, trabaja de asistenta de dirección en la industria audiovisual y vive con su perro Río en una casa alquilada en un barrio de Buenos Aires con más cuartos de los que puede habitar. Luego de ahorrar durante meses, un día deja de aceptar trabajos por un plazo indefinido. ¿Qué busca? Algo importante: averiguar a qué tiene sentido dedicarle el tiempo si está a su entera disposición. Lo que en un principio parece una fantasía introspectiva y algo individualista, que no está libre de ansiedades, se va convirtiendo en una experiencia de apertura y en el tejido de una red de lazos de afecto. En su debut literario, Agustina Espasandín ha escrito una novela involuntariamente generacional y pospandémica poniéndose en la piel de una heroína de barrio que persigue y entrega lucidez, ternura y gracia en cada encuentro. Con prosa inspiradísima y una convicción infrecuente en una primera novela, Que pase algo pronto es un grito ahogado, y también una canción feliz, contra la falta de ideas de futuro, la deshumanización y el eterno imperio de lo mismo.