Al compás del violonchelo un niño hace avioncitos de papel que lanza desde su ventana mientras, desde un avión, otro niño contempla un paisaje tropical idéntico al que otro pasajero en el avión observa en una revista. Así, ante los atentos ojos del lector desfilan una serie de escenas que participan en un juego de espejos alucinante y divertido.