La historia del pensamiento occidental sería muy diferente si no hubiera existido la figura de Aristóteles (384-322 a. C.), un referente a lo largo de los siglos en un sorprendente número de campos del saber. La Metafísica, uno de sus tratados fundamentales, nació a partir de la unificación de una serie de textos independientes, que fueron proyectados y escritos con fines didácticos. A causa de este punto de partida, la Metafísica no se puede considerar la presentación de un sistema perfectamente acabado, sino más bien una obra que trata diferentes temas a lo largo de catorce libros, pero que concebida en su conjunto logra sentar las bases a partir de las cuales se elaborará una ciencia más allá de la física, es decir, la filosofía primera. Los conceptos ontología y teología vertebran esta obra que va más allá de las ciencias particulares y se centra en el ser en tanto es.