Mamerta se presenta como una bitácora de campo narrada por una voz femenina consciente de un cuerpo y una vida en transformación. La narradora debe hacerse cargo de sus acciones, de su identidad y del nuevo ser, en un mundo que le es adverso. La escritura en tanto vivencia se presenta como un reflexivo trayecto por las agobiantes connotaciones sociales que el embarazo conlleva, a las que Mamerta responde, de forma hilarante, con la desnaturalización de todo prejuicio. Al mismo tiempo que crece otro ser dentro de sí misma, viajamos al cuerpo de la narradora y de su narración, en donde ella nos interpela a mirar hacia los rincones silenciados, tales como la depresión durante la maternidad y los inminentes acercamientos a la locura. Este libro comienza como un grito doloroso de pérdida de la juventud para terminar como grito consciente de rebeldía, en donde la obtención de la independencia trasciende mediante el crecimiento de su hijo y de su propio relato.