Los ojos del hermano eterno tal vez sea uno de los libros más raros dentro de la vasta obra de Stefan weig. Escrito como una leyenda oriental situada mucho antes de los tiempos de Buda; narra la historia de Virata; hombre justo y virtuoso; el juez más célebre del reino; que después de vivir voluntariamente en carne propia la condena más terrible destinada a los asesinos más sanguinarios; decide internarse en el bosque para evitar tener que juzgar y decidir los destinos de vidas ajenas. Aun desde la inacción y desde su vida como ermitaño; sus actos tienen consecuencias terribles. Y allí se explica esa cita inicial a Bhagavad Gita: dejar de actuar también es actuar.