Al modo de Nietzsche en Zaratustra, testifica Donoso en lasiniestra el retraimiento a un edénico e impoluto origen, a la plenaria e inmodificada inmanencia de la vida: fuente de placer conforme al filósofo; conato de gratuidad, de juego y de vertiginosa transgresión, conforme a este poeta. Semejante predicamento existencial y metafísico predetermina un juzgamiento de todas las dimensiones humanas y, especialmente, de ese por hoy exiguo reducto de la escritura poética.