Orestes se ha refugiado de las Furias en el santuario de Apolo en Delfos; el dios ordena que sea llevado a Atenas para ser juzgado por sus crímenes. Las Furias lo acusan. Apolo asume su defensa. Atenea es quien emite el voto que absolverá a Orestes. Las Furias no aceptan esto y amenazan con descargar su venganza contra la ciudad. Atenea intercede y las convence de que desistan; les promete que Atenas será el hogar donde se les rendirá culto. De este modo ellas serán las «diosas amables» de la ciudad, esto es, las Euménides. Así acaba el derramamiento de sangre retributivo de la trilogía. Desde ahora en adelante imperarán la ley y la justicia del Estado.
Las Euménides, obra que cierra la trilogía trágica Orestíada, fue representada el año 458 a. C. Esta obra fundamental de la literatura griega se ofrece aquí traducida en verso por el eminente humanista chileno Juan Rafael Salas Errázuriz. Publicada originalmente en 1904, fue celebrada tanto por Marcelino Menéndez Pelayo como por Miguel de Unamuno, Quien en sus clases usaba precisamente esta traducción por considerarla «insuperable».