Cuando dejó de escribir en 1941, Rakosi dejó de existir literal y literariamente: se cambió el nombre y se dedicó de lleno al trabajo social y la sicoterapia infantil. Había atravesado una angustia ética, tensionada por sus ideas políticas de izquierda y la práctica de escribir poemas. Cuando «vuelve a existir, es decir, vuelve a escribir 25 años después, ya es otro», nos dice el poeta Martín Gambarotta, traductor de esta precursora muestra antológica en nuestra lengua. A la publicación de Amulet le seguirá una prolífica escritura que, en conjunto, nos permite distinguir cómo su poesía expande de manera significativa el repertorio del modernismo y la comprensión histórica de la propia poesía objetivista, etiqueta con la cual Rakosi nunca se sintió cómodo. Un profundo sentido del humor que desafía los predicados vanguardistas y un lirismo severo y contenido, caracterizan una poesía comprometida con el «ser humano común» y que observa satíricamente la realidad a través de un uso narrativo, cotidiano y directo del lenguaje.