La sola reivindicación de un giro fotográfico tras la caída de la fotografía indicial, daría pábulo a quien quisiera ver aquí, en estas páginas, un planteamiento dispuesto a batirse. Una tesis que habla de nuevas programaciones de lo fotográfico, en la época pujante de una desmaterialización digital supuestamente «post-fotográfica», ha de requerir, quizás, alzar un poco la voz, aun si fuere con el único objetivo de hacerse oír en medio de un escenario que se muestra, en general, adverso a tales insinuaciones. Solo por hacer presentes algunas de estas razones, este libro tiene algo de texto de resistencia. Por de pronto, se resiste a pensar el fin de lo fotográfico.