Primero fueron las misteriosas muertes con extrañas marcas negras en los cuerpos.
Después llegaron las desapariciones que nadie supo explicar. Todo parece indicar que una magia que se creía extinta, una magia milenaria, ha despertado. Y se está cobrando víctimas.
Kaia es una invocadora marcada por la desgracia. Cuando aparece un cadáver con extrañas marcas que evocan a una magia ya desaparecida, la seguridad del mundo de los invocadores es puesta a prueba.
Junto a Medea, una invocadora que ha vivido bajo las expectativas familiares, y Ariadne, una escritora frustrada, Kaia cruzará los límites de lo correcto para descubrir lo que acecha en los sitios más oscuros de la ciudad...
En el mundo habían existido tres tipos de magia. Primero estaba la de las sombras, de la cual se valían todos los invocadores y representaba una parte importante de la población.
Luego estaba la magia umbría, un tipo de don que no se veía en el continente desde hacía décadas y que permitía leer e influir sobre las emociones.
Y, por último, la magia arcana. Un tipo de poder supuestamente extinto y peligroso que Asia podía controlar y que se creía que era un tipo de enfermedad, porque conducía a la locura a cualquiera que pudiese distinguir los hilos de vida.
«nadie ha nacido bajo los hilos arcanos desde hace cientos de años», continuó la muerte, acercándose a ella y deslizando un dedo afilado por la curva de su mentón. «nadie puede sobrevivir a esa maldición.».