Desde el materialismo histórico de Marx, la pregunta sobre lo material, y en particular sobre los objetos que existen en el mundo social, se ha intensificado entre los filósofos. Vivimos en un mundo material, es cierto, pero, ¿cómo debemos entender los objetos? ¿Ellos existen por sus efectos en el mundo, como afirma Bruno Latour? ¿Son lo mismo Batman, un átomo de cobre, la ciudad de Odesa o los inexistentes Juegos Olímpicos de Chicago de 2016? En este libro, Graham Harman desarrolla su enfoque para distinguir la naturaleza y el estatus de lo material. Para Harman no todo es contingente: el cambio es intermitente, la estabilidad es la norma y, por transitorio que sea, todo tiene una esencia autónoma.
Para explicar su teoría, Harman utiliza un ejemplo de Leibniz de la siniestra Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, a fin de sostener que esta Compañía califica para ser objetivada no por lo que es o lo que hace, sino por su irreductibilidad a cualquiera de estas formas.
Inmaterialismo, visto así, proporciona un contrapunto clave a las ahora omnipresentes teorías sociales del cambio constante, las redes holísticas y la construcción de los objetos mediante la práctica humana.