La opción tomada por el mundo adulto al momento de concebir una idea de música para la infancia se traduce en fórmulas que priorizan la repetición y la simplificación: melodías breves, con una cantidad mínima de materiales y desarrollos temáticos; predominancia de una textura melodía y acompañamiento; propuesta rítmica basada en compases y ritmos regulares; ausencia de contrastes; o desarrollos armónicos siempre evidentes. En contraposición a esto, en 1980 surge Mazapán, una agrupación chilena creadora de música para la infancia. Su motivación fundacional fue concebir un repertorio que constituyera una alternativa a esa música dirigida a la infancia: canciones provenientes del repertorio tradicional y las concebidas y difundidas por la industria radial, televisiva y discográfica, focalizadas más en el entretenimiento que en lo formativo. Se inició así una compleja propuesta que puso en juego recursos y procedimientos provenientes de la música antigua europea, el repertorio tradicional de distintas culturas y la música popular.