“Nada de migajas. Vamos por todo” fue una de las tantas consignas del reciente estallido social en Chile. Para el autor, esa frase fue el detonante de este libro, que retoma (ahora en palabras) una reflexión iniciada hace veinte años y que en ese momento tomó la forma de una Plaza Italia en miniatura, esculpida en miga de pan.
Gerardo Pulido invita a mirar. Mirar para que el pensamiento pueda ocurrir y pueda emerger la distancia entre lo observado y las palabras, entre lo visto y lo sabido. En palabras del autor: “podríamos decir que al artista le cabe ser intérprete de la voluntad de su obra, que poco tiene de suya. Tal vez la mayor de las aspiraciones al hacer una obra sería exponer el conflicto. Un conflicto. No ostentar triunfos. El desafío consistiría en mostrar la fuerza de ciertos elementos, sus fuerzas equiparadas, en constante tensión”.
Este libro no se queda en la autorreferencia, al contrario: la propia obra y la contingencia están ahí situándonos, determinando el punto de partida de un recorrido por la creación y por la destrucción. Por su tenso diálogo y las posibilidades que generan o asfixian.