En los poemas recogidos bajo el título Guardé el anochecer en el cajón el lector descubrirá con admiración el germen del estilo y de las obsesiones que han caracterizado la obra narrativa de la premio Nobel de Literatura Han Kang. La poeta elige un momento preciso del día, el crepúsculo, en el que la oscuridad y el silencio parecen los más propicios para que el alma se extienda y el lenguaje tome forma, para evocar la fragilidad de la vida, la ironía de la muerte, y el dolor, la soledad, la fortaleza y la violencia del ser humano. Una poesía delicada, oscura, inquietante y tremendamente visceral, que pone el cuerpo y las emociones en su mismo centro, y que revela a la extraordinaria poeta que se encuentra tras La vegetariana o La clase de griego.