Escrito tras la huida de un delirio histérico y a pedido del doctor Wilhelm Stekel, El suceso es el testimonio de una paciente que relata, con franqueza y cierto sentido del humor, la embriaguez afectiva que sufre tras ser hipnotizada por un pintor. En el hotel y sanatorio donde su marido se somete a un tratamiento, la paciente ve los bosques y montañas de Austria y siente un deseo tan excepcional como definitivo: trasponer el límite y ser sometida por el pintor. Su vida se altera por completo y se colma de infidelidades, fantasías y manipulaciones. Aunque la voluntad del autor era hacer un diagnóstico psíquico, la siguiente edición pone su acento en los aspectos literarios que marcan el psicoanálisis como un conocimiento que se constituye a través del lenguaje.
Desterrado del psicoanálisis y expulsado del círculo de hierro de Freud, la investigación de Stekel aparece –a cien años de su publicación– como texto literario.
El doctor Wilhelm Stekel fue discípulo de Freud en la época de la consolidación inicial del psicoanálisis en Viena, donde participó con mucho entusiasmo en “el círculo de los miércoles”. Era austriaco, según la configuración del mapa de comienzos del siglo XX, pero hoy sería rumano. Su familia tenía raíces ezkenazis y sefarditas. Su fascinación con la obra de Freud lo llevó a tratarse con él en unas cuantas sesiones por un problema íntimo: la compulsión al onanismo. Stekel había escrito ya un estudio titulado “El coito en los niños” y a la vez se mostraba en el análisis como un sujeto con tan pocas represiones en la evocación de su libido remota que Freud lo consideró “un testigo invaluable de su teoría de la sexualidad infantil”. La relación profesional entre ambos duró nueve años: de 1903 a 1912. (Prólogo, Roberto Merino)