En el año 1835 el hacendado chileno Luis Manuel García-Lazcano le encarga a su eterno lacayo y secretario, Juan Ramírez, que escriba las memorias de ambos. A corto andar queda claro que los dos nacieron el mismo día en la hacienda Santa Lucía en el valle del Maipo, que fueron amigos en la infancia y que pudieron ir al colegio gracias a la intercesión del abuelo del patrón. También se sabe que de niños fueron compañeros de juego de los hermanos Carrera, de quienes fueron después acérrimos contrincantes en los avatares de la independencia de Chile.
Juan, tratado desde niño como Juancho, inicia el relato a la edad de 17 años, cuando los dos jóvenes, recién salidos del colegio, parten a Cádiz, España, donde los espera el tío paterno de Manolo, su patrón. De soslayo revela partes de su infancia y cómo la íntima amistad infantil con Manolo se ve truncada por la voluntad del padre de este, quedando de manifiesto que entre personas de distintas clases no puede existir dicha fraternidad. A partir de ese momento fue siempre su lacayo personal. En particular se destaca la gran inteligencia y la avidez para el estudio del joven Juan, quien se transforma en el sostén intelectual de su amo.
En Cádiz, y bajo la tutela del tío, el joven Luis Manuel entra en contacto con las logias masónicas secretas que sueñan con la libertad del espíritu y, de paso, con la libertad de las colonias respecto de la monarquía española. Tiempo después, luego de haber conocido en España, Francia e Inglaterra a personajes como Simón Bolívar, José de San Martín, Juan Martín Pueyrredón y Francisco de Miranda, el tío y su sobrino vuelven a Chile con la misión de aglutinar a todos los iniciados en logias europeas y reclutar a nuevos aspirantes entre la clase alta chilena. El propósito de esta agrupación es, inicialmente, exigir al monarca, Carlos IV, la reinstauración de las cortes que había aprobado su padre, el rey Carlos III, que aseguraban cierta cabida a las ideas del liberalismo.
En paralelo con el relato histórico se va conociendo la trama que se desenvuelve a partir de ese año 1835 y que involucra al hermano y al hijo de don Luis Manuel, quienes son partes de una agrupación carrerina interesada en restaurar el honor y la gloria de los tres hermanos que habían sido ajusticiados por sus excesos durante el proceso libertador. Con ese propósito traman el robo de las memorias para poder conocer los nombres de todos los masones cuya identidad permanecía secreta. Juan describe en detalle la participación de los masones chilenos en el desarrollo de todas las acciones que llevaron a la independencia del país y cómo, gracias a su astucia, pudieron aprovechar la perfecta circunstancia histórica de la prisión del joven rey Fernando VII para lograr en toda la América española la liberación de las colonias. Así se sabe cómo personajes de segundo orden, como Juan Martínez de Rozas, José Gregorio Argomedo, Juan Egaña, José Miguel Infante, Bernardo Vera y Pintado, Manuel de Salas y otros tantos estuvieron en los lugares precisos en los momentos adecuados para guiar el proceso en Chile.
En una secuencia cronológica minuciosa se va siguiendo el desenlace de las acciones que contribuyeron al proceso libertador: asunción del poder de Mateo Toro y Zambrano, Primera Junta de Gobierno, motín de Figueroa, primer Congreso Nacional, primera toma del poder con participación de José Miguel Carrera, segunda asonada del mismo, conflicto de Carrera con Martínez de Rozas, primera campaña contra el ejército enviado por el virrey del Perú, destitución de Carrera del mando por parte de los masones, tercera toma del poder por Carrera, segundo conflicto con los españoles y la derrota definitiva en Rancagua con la consiguiente huida a Mendoza de gran parte de los patriotas. En medio de todas estas acciones aparece la Logia Lautarina, que dirige el movimiento patriótico en estrecha relación con el proceso libertador argentino. Surgen nombres como Bernardo O’Higgins, Juan Mackenna, José Gregorio de las Heras, José de San Martín y muchos otros, quienes son conocidos en forma personal por los personajes centrales de la novela. Es en casa de Luis Manuel, donde se reúnen esos primeros masones chilenos y, después, los lautarinos. Es allí donde se fraguan los planes para la instauración de la novel república y donde se sufren los traspiés de dicho proceso.