Un homenaje al más grande escritor argentino: el periodista Esteban Peicovich recoge en El palabrista el Borges que conoció en numerosas entrevistas y a través de los medios.
“¿No es este el libro que Borges dejó colgado en el aire para que alguien lo robara? El ladrón he sido yo”. Esteban Peicovich acepta el juego de ir a buscar ese libro suspendido del azar, despertarlo y darlo a leer. El resultado es el rescate de este Borges oral que nos iban robando el tiempo y el olvido. El Borges prismático y babélico que lo cotidiano fue disolviendo en periódicos, revistas, charlas, reportajes. Lo borgeano que el periodismo recogió entre el apuro y la costumbre. Lo permanente impreso en lo efímero y que, tratándose de Borges, no merecía hibernar en la melancolía de las hemerotecas.
Las reflexiones sobre temas eternos como la muerte, la literatura, el amor o el tiempo se alternan, como en la vida, con afirmaciones temerarias contra sus enemigos políticos y con observaciones cotidianas. Este es el Borges personal que Peicovich –periodista y poeta de extensa y prestigiosa trayectoria– dibuja con trazos gruesos y finos, precisos y sueltos, exquisitos y a veces brutales. Pero siempre únicos y a salvo del olvido.
“Todas las citas del libro permiten a los lectores atisbar a Borges de un modo en el que no se mostró a sí mismo en la literatura. El trabajo de Peicovich es encomiable porque admira a Borges, y no lo esconde, pero permite que la voz del autor hable por sí misma”. -Rodrigo Orihuela, Buenos Aires Herald