Este libro del escritor francés Jean Giono, ilustrado por Raquel Echenique, es mucho más que una fábula: es un llamado, lleno de poesía, a respetar, cuidar y reverenciar el mundo natural. En él, Giono cuenta la historia de un hombre que, con enorme constancia, es capaz de convertir una región triste y desértica en un bosque en el que la vida vuelve a desplegarse. Dice el autor: “Hacer cantar las mañanas es la esencia de toda mística. Nunca hemos dejado de hacerlo desde que el mundo es mundo; el progreso no es necesario, porque no hay progreso. Todo es perfecto desde el comienzo”.