¿Dónde especular con toda libertad, confesar manías, recoger hilos para encordarlos firmemente en la reflexión, volcar escenas resonantes, inesperadas, ligadas a la rica experiencia cotidiana, tragicómica tantas veces, de ser profesor de Literatura?
¿Dónde publicar esos textos breves sobre libros y literatura que no son artículos académicos ni estudios literarios ni escritura utilitaria?
¿Dónde abrir la tapa de la máquina de leer literatura en la academia y observar algunos de sus aceitados mecanismos y algunos de sus terribles desperfectos?
¿Dónde leer a alguien que lee, a veces incluso a alguien que ve a alguien leer?