Considerado por su habilidad como narrador y su finura en la penetración psicológica como cenit de las letras francesas de su tiempo y precursor de la novela moderna, Chrétien de Troyes iniciaría con El Caballero de la Carreta la glorificación de los valientes caballeros de la Tabla Redonda conformando en la materia artúrica un modelo literario procedente tanto del elemento fabuloso de raíces célticas como del universo cortés en el que el autor lo inscribe. Prólogo y traducción de Luis Alberto de Cuenca y Carlos García Gual.