París, 1889. Obsesionado con la torre de metal, una estructura de acero de 300 metros de altura que se ha propuesto construir en medio del Champ-de-Mars, el ingeniero Gustave Eiffel apenas pone un pie fuera de su taller. La gran Exposición Universal de fin de siglo es la ocasión perfecta para que Francia le muestre al mundo que no ha perdido su grandeza. Pero ¿esta es la única razón que motiva al Mago de Hierro a dibujar planos sin parar hasta encontrar la forma perfecta? Desde la cena con el ministro de Comercio, donde recibió la encomienda de crear algo extraordinario, el ingeniero está empecinado en una loca idea: la torre debe imitar la figura de Adrienne, su amor perdido de la juventud que reapareció esa misma noche, y el exquisito arco de su espalda que discurre delicadamente de su nuca a la cintura. A partir de ahora, la vida de Gustave será un ascenso constante hasta alcanzar el cielo y sus sueños.