Claudia Ortiz recorre el largo y angosto territorio desde el mar a la montaña en busca de tormentosos vientos y telúricas voces reunidas en un necesario coro eco poético que nos conmina a detenernos, observar, escuchar, leer a nuestros espíritus en contacto directo con la tierra, afuera los pájaros cantan, el viento sopla, el sol calienta, las nubes brillan, las flores son más coloridas, el cielo es más azul, se puede escuchar el canto de los árboles, su danza con el viento, su danza con la vida, la lectura de este coro eco poético nos invita, nos sumerge, nos invade, nos emociona, nos permite una aproximación con lo animal perdido en nombre de la razón.
13 voces- vientos recorren los territorios devastados, los cuerpos exterminados con su canto de resistencia.
Observan, sienten, escriben y cantan sin descanso, voces-vientos críticas, diversas, doloridas, resistentes, lúdicas, feministas, alquímicas, amorosas, humanas, la vida se muestra entera en los versos de cada viento-voz.
Desde la montaña al río todo se conecta con las raíces de los más profundo de la vida que brota con los poemas, con cada observación, emoción, paisaje transitamos con la madre que aún nos abraza, enseña y acoge entre sus mortales verdes.
Las voces-vientos circulan, contemplan, dialogan, escriben, del dolor, la muerte y la destrucción de la naturaleza, los cuerpos, los espíritus todo entregado a la ganancia, al capitalismo, al patriarcado.