Arthur Schnitzler (1862-1931), figura emblemática tanto de la Viena finde-siècle como de la Austria surgida de la Primera Guerra Mundial, comenzó a escribir estos diarios en 1879, cuando no había cumplido aún los diecisiete años de edad. A partir de esa fecha, y hasta su muerte, realizó anotaciones prácticamente todos los días, legando a la posteridad un formidable documento autobiográfico que no sólo permite entrever el andamiaje de la sociedad y de la cultura vienesas de la época, sino que también refleja, de la mano de un finísimo analista de sus propias sensaciones y sentimientos (un hombre al que Freud confesó haber evitado conocerlo personalmente por temor a encontrar en él a su doble), la compleja trayectoria vital y literaria de una personalidad extraordinaria. La promiscuidad asombrosa del joven Schnitzler (un incansable seductor que lleva puntual registro de sus numerosos lances sexuales) no resta protagonismo a sus permanentes dudas y zozobras como escritor, cuya vocación se decanta a contrapelo de su carrera de médico, que hizo para agradar a su padre. La bulliciosa vida de los cafés y de los ambientes teatrales; las complicidades y disensiones con el movimiento conocido como Joven Viena; la amistad con figuras como Hugo von Hofmannsthal, Karl Kraus o Alma Mahler; la pasión por la música; las tormentosas relaciones con las mujeres; los forcejeos con la hipócrita moral pública; el advenimiento y el espectáculo atroz de la Gran Guerra; la forma tan penetrante en que, en su condición de judío, observa Schnitzler el crecimiento del antisemitismo; el entusiasmo que le producen los avances técnicos; las servidumbres del éxito y del matrimonio; la tragedia personal y familiar que supone el suicidio de su hija: ésos son algunos de los innumerables hilos que tejen el rico tapiz de unos diarios hasta ahora inéditos en castellano, de los que este volumen ofrece una cuidadosa y representativa selección, enormemente sugestiva y aleccionadora.