Del prologo de Martin Perez: Mancini ha elegido explorar un mundo nuevo, a pesar de siempre ser el de Burroughs. Es el mundo de la infancia del peque¤o Bill, un universo en el que nuestro sombrerero de siempre es nada menos que Alicia. Lo que el autor de Alien triste recorre en las paginas que siguen son, justamente, los primeros pasos de alguien que terminara --entre muchas otras cosas-- siendo alien y tambien triste. Y lo mas fascinante es como el lento deshojar de esa flor iniciatica se enmarca naturalmente en la joven obra del biografo que termina autobiografiandose.