Mi misión es más noble, más grande y más alta que la vuestra -prosiguió la piedra del arroyo-. ¡Cuántas veces las luchas por la libertad y la justicia han comenzado por la primera piedra levantada del arroyo por una mano audaz! ¡Ah, no sabéis lo que el progreso humano me debe! Mi presencia en la calle es garantía de libertad; la cólera popular necesita de mí para satisfacerse. ¡Soy el alma de la rebeldía proletaria! Cuando una mano canosa levanta una piedra, vacila el trono de la tiranía.