¿Existen o no existen los genios?¿Y si el concepto de “genio” no fuera más que un cliché fosilizado en nuestra lengua, por una cierta tradición? Julieta Marchant arranca, en este ensayo, de una provocación: imaginar qué le ocurre al pensamiento del poema si suponemos que el genio no existe. Y lo que ocurre es que el pensamiento se dispara: despierta valores ensombrecidos por la modernidad, como la técnica, el oficio y el trabajo; cuestiona el contrapunto entre el hacer y el crear; imagina los límites de la poesía en un mundo ya definitivamente secularizado; contempla cómo los dioses y sus vasos comunicantes (la musa, la inspiración, la locura) han caído de sus cimas, aun cuando el horizonte de lo irrepresentable permanece abierto ante nosotros. El riesgo, siempre, consiste en pensar sin muletas, sin cercos aquel material que está en constante desborde: el lenguaje, por cuyo exceso escribimos, más alejados de los raptos del genio –dirá este libro– que de la amorosa dedicación de una artesana.