Contaminaciones, el sorprendente primer libro de poemas de Camila Blavi Contreras, aborda temáticas relacionadas con zonas oscuras de una voz que habla desde los márgenes, proponiendo miradas en torno a emociones y relaciones humanas al mismo tiempo ambiguas e intensas que buscan sensibilizar y desasosegar al lector al verse como un fugaz destello en ellas.
Para ello, se establece una analogía entre éstas y el desmembrado territorio austral chileno a través de imágenes, en ocasiones oníricas, situadas en espacios abiertos o interiores desolados, donde el hablante relata con fiereza e ironía la inclemencia del paisaje geográfico y de sí mismo, propiciándose un cuestionamiento y ruptura con su propia constitución identitaria, expresado en una sintaxis impredecible y dislocada.
De esta manera, este libro —en el que resuenan las voces de autoras como Ingeborg Bachmann, Marina Arrate y Carmen Berenguer— se estructura en tres capítulos con nombres de islas del Archipiélago de Los Chonos, ubicado en la Región de Aysén: Lemuy, Isquiliac y Nalcayec. La porosidad entre el afuera (el territorio inhabitado de aquellos parajes) y el adentro del hablante parece señalar un espacio intermedio donde los límites son apenas luces difusas en medio de la niebla.