Neruda canta a su compañera y musa Matilde, pero también a la naturaleza de un país, Chile, del que tuvo que exiliarse y al que regresó poco antes de la publicación de este libro. El mar, la tierra y las diferentes fases del día evocan estados de ánimo y son los hilos conductores de esta extraordinaria declaración de amor. Una muestra del inabarcable talento de Neruda y una obra maestra de la lírica en lengua española.