La autora de este original título aún va al colegio, pero no fue allí donde aprendió las historias de su primer libro. Porque Júlia, catalana y con acento, es la singular inventora de un mundo poco humano y con lógica propia, habitado por ardillas pintoras y perros con impermeable, conejos taxistas, una chinita cocinera y una foca coqueta. Sus textos breves y humorísticos encontraron su contrapunto y complemento en los dibujos de Virginia Donoso, ilustradora chilena avecindada también en Barcelona.