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Libros Del Cardo

La Tierra De La Poca Lluvia

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9789566192473
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El país de la poca lluvia es un clásico libro sobre la naturaleza, así es como Mary Austin denomina al territorio que se encuentra «entre las Sierras altas al sur de Yosemite —al este y al sur sobre un grupo de cordilleras quebradas más allá de Death Valley—, adentrándose sin límite en el desierto de Mojave». Y también el título de su primer libro, publicado en 1903, que inmediatamente fue un éxito. En este clásico venerado sobre el desierto, Austin medita sobre las maravillas de esas tierras y captura tanto el paisaje —las colinas abrasadas y las mesetas endurecidas por el sol—, como la enorme variedad de vida animal y vegetal, o los pocos seres humanos que las habitan: «Noticias de la tierra, de sus senderos y de lo que en ellos se mueve, el relato que un amante de esa tierra le puede ofrecer a otro». Su escritura recuerda, en el tono trascendental y su ocasional inclinación primitivista, a la obra de autores como Ralph Waldo Emerson y John Muir. Extracto: “Por muy alto que esté el campamento, si no está por encima de la línea de bosques, no es lo suficientemente alto como para que no lleguen el coyote, el lince o el lobo. El campista ocasional se queja de que los bosques están muy quietos, vaciados de vida salvaje. ¿Pero qué cadáver de animal salvaje o presa abandonada se puede encontrar que no haya sido tocada por ellos? Pone por una noche la basura lejos del campamento, y fíjate al día siguiente en dónde encuentras las huellas. El hombre es de una torpeza enorme al andar por los bosques, y no hay otro a excepción del oso que haga tanto ruido. A pesar de estar tan bien advertido de antemano, es un animal o muy estúpido o muy valiente, que no logra mantenerse oculto. El cazador más astuto es a su vez cazado y lo que deja de su presa es carne para otro. Esa es la economía de la naturaleza, pero a pesar de ella no alcanza para saldar la cuenta del ser humano. No hay carroñero que se coma las latas de conserva, y no hay criatura salvaje que desfigure tanto el suelo del bosque”.

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Mary Austin

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