"“Nunca debemos olvidar que la apariencia es lo único que no engaña” dice José Donoso a través de uno de los personajes de Casa de campo. En este libro, Schoennenbeck analiza la confección de esas apariencias por parte del autor, reconociéndolas en tres dimensiones, que se entrelazan de maneras inesperadas: paisajes, rutas y fugas. Cada una de ellas nos permite visualizar una forma de pensamiento simbólico, donde las ideas mismas no existen sino hasta que se encarnan en el espacio y los objetos. Por ejemplo en la artificialidad de un paisaje que busca ser natural, en el diálogo con las diversas formas de autoexilio y la siguiente extrañeza hacia la propia lengua, en el desarrollo de estrategias narrativas que dialogan con la pintura como espacio privilegiado para la construcción de un punto de vista, entre otras dimensiones en las que se manifiesta la apariencia como lo único que permite dar cuenta del carácter fragmentario de la identidad. Schoennenbeck evidencia la carga simbólica de cada una de esas dimensiones encadenando múltiples asociaciones, cuya presencia permanece reverberante en el lector, no como una certeza develada, sino más bien como una posibilidad de comprensión, con la fuerza de aquellas cosas que aun no han sido domesticadas por el poder del significado y que, fugándose, lo exceden."
